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22 de diciembre de 2017

Certamen de cuentos navideños

El departamento de Lengua castellana y Literatura, con la colaboración del AMPA del colegio, ha convocado el ya clásico concurso de Cuentos Navideños.

En esta ocasión, nos hemos decantado por el relato breve.


Los ganadores de esta edición son los alumnos Javier Durán de 1º ESO, con su cuento "La libélula mágica"; Laura Lozano de 2º ESO con " La auténtica Navidad" y Sara Rató, de 3º ESO con "La mujer en la ventana".


A continuación, os adjuntamos los cuentos ganadores.




LA LIBÉLULA MÁGICA

Érase una vez un niño de ocho años llamado Mario. Vive en un pequeño pueblo con sus padres y sus hermanas mayores.

El 22 de diciembre, día de su cumpleaños, su abuela le regaló una estatua que tenía una libélula.

A día siguiente toda su familia se enteró de que un niño iba a nacer en Belén. A Mario le interesó y todo el día se lo pasó diciendo: “quiero ir a Belén” y sus hermanas: “eres muy pesado”. Mario se acostó con la libélula en la estantería.

Se durmió soñando que estaba en Belén y cuando se despertó estaba en Belén, tumbado detrás de un mamotreto como si estuviera escondido. Vio al niño nacer y se sintió feliz. Cuando anocheció escuchó a sus padres que lo llamaban y se metió en la cama en un lugar que parecía su casa. Se durmió y se despertó en su pueblo; miró a la libélula de su abuela extrañado.

Al día siguiente le hizo una visita y le dijo que su regalo le había gustado mucho. Mario se fue a casa convencido de que su sueño, o lo que eso fuera, había sido provocado por la libélula mágica.



Javier Durán

LA AUTÉNTICA NAVIDAD

En un pequeño pueblo de Australia Lilly y Chester estaban imaginándose cómo sería la Navidad en otros lugares del mundo.

- En Alemania me imagino que todo estará cubierto de nieve y lleno de luces, también las casas, y que los niños juegan todo el día en la nieve- dijo Chester.

-  Me imagino Estados Unidos, todo nevado y lleno de color, con las familias muy felices- dijo Lilly.

Su madre, que oye la conversación, se acerca:
- Recoged ese mamotreto –refiriéndose al arbolito de Navidad con una libélula que los niños habían puesto en su cuarto- ordenó Karen.

-  Pero ¿por qué? Es lo más parecido a la Navidad que tenemos, aquí no hay nieve, ni luces, ni nada… protestó Lilly.

Entonces la madre, sentada con ellos, les dice:
- Os contaré una historia que pasó hace muchos años… En África, en Libia, un misionero echaba mucho de menos en Navidad la nieve y las luces de su país, entonces, otro misionero israelí le dijo: Esta es la verdadera Navidad, sin nieve, no lucecitas de colores. Así fue la primera Navidad, ¿o tú te crees que Jesús tenía luces y un árbol en el portal? Desde entonces decidió no decorar jamás la casa por Navidad y el dinero que se ahorra con este gasto lo donaba para la gente necesitada.

-  Mamá, ¿quién era ese misionero?
-  Era vuestro abuelo, mi padre.

Desde entonces en esta familia se ha seguido la tradición: celebrar la auténtica Navidad con el corazón.



Laura Lozano



LA MUJER EN LA VENTANA

Un ensordecedor ruido retumbó en mi cabeza y rompió el fino cristal helado que recubría todo el interior de mi oído. Entonces fue cuando mis ojos casi se salen de sus órbitas y mi corazón se aceleró considerablemente.

Intenté incorporarme, pero mis huesudas manos estaban paralizadas por el frío, como el resto de mi cuerpo. No entraba aire por mi nariz, como tampoco salía por mi boca; apenas oía el latido sigiloso del corazón. Lo único que notaba era el castañeo de los pocos dientes que me quedaban.

Observé detenidamente la situación exterior en la que me encontraba: el mismo antiguo y oxidado mamotreto. Aquella manta carcomida sobre mis rodillas y el gran ventanal en el que tanto me gustaba sentarme a mirar el exterior, ver a todas aquellas personitas ajetreadas de aquí para allá, ante los preparativos del inminente banquete de Nochebuena.

Este año iba a ser diferente para mí. La soledad aguarda a que caiga la noche y el helador frío atrapa cada uno de los huesos que me mantienen en pie.

-       Ya no hay recuerdo para esta vieja anciana – murmuré en voz alta.

Ahora el cielo se viste de gala y queda iluminado por los brillantes ojos de las libélulas de la noche.

Un soplo de aire cálido invade mis pulmones antes de quedar congelada y abandonar el feliz recuerdo de la Navidad.


Sara Ratón


El departamento de Lengua os desea a todos ¡FELIZ NAVIDAD!