Tal y como dice el dicho: " Tierra, trágame". Eso es lo que debió
pensar el río mexicano Atoyac antes de su repentina desaparición.
El
río, que atravesaba ocho municipios de Veracruz, desapareció de la
noche a la mañana ante el asombro de los ciudadanos de la zona, al
parecer, por la formación de un socavón.
Este abastecía a 10.000 familias y a industrias azucareras de la región.
Algunos
habitantes de la zona que se vieron sorprendidos por este suceso,
señalaron: "Se escuchó un estruendo y una sacudida similar a la de un
terremoto".
Muy
pronto los pobladores de las riberas notaron con preocupación, que
disminuía en forma alarmante el flujo del agua, hasta llegar a su
desaparición.
Algunos medios incluso atribuyeron este
agujero a una posible caída de un "aerolito" (meteorito) aunque, hasta
la fecha, son meras suposiciones.
Sin embargo, los
investigadores consideran que la desaparición del río se debe a un
fenómeno natural de erosión producido por el agua, y que además tendrá
efectos irreversibles. El socavón podría deberse a un proceso de
erosión kárstica, fenómeno natural ocasionado por las corrientes de agua
que escurren bajo la superficie terrestre debido a la infiltración de
las aguas superficiales. Es decir se produce un desgaste de las rocas
calizas pueden provocar este tipo de socavones como ha ocurrido con el
río Atoyac.
Una vez ocurrido este hecho, los
investigadores entienden que no sería posible rellenar el río por la
mano humana, ya que sería como luchar contra la naturaleza, porque si ya
colapsó en ese punto, es porque las rocas están siendo disueltas y
seguirán engullendo agua.
Celia Diego
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