En poco más de cinco meses, Sudán del Sur se convertirá en el país más joven del mundo. Según los resultados oficiales , la mayoría de los sudaneses del Sur (98,83%) votó a favor de la secesión del Norte en el referéndum del 9 de enero, tal como habían anticipado las encuestas.
Omar Hassam el-Bashir, todavía presidente de todo el país, aceptó los resultados y la comunidad internacional aplaudió la credibilidad del proceso electoral.
Sudán del Sur, un país católico y animista, se separará de sus hermanos musulmanes
del Norte el 9 de julio y se convertirá así en el 54° país de África.
Tras dos décadas de guerras entre tribus del Norte y del Sur, que dejaron más de dos
millones de muertos y culminaron en 2005 con un tratado de paz, los habitantes del
Sur están jubilosos de tener su propio país.
De todos modos, aún queda mucho trabajo por delante. El nuevo país, de 15 millones
de habitantes, será uno de los más pobres del mundo, con 85% de analfabetos, según
los datos de las Naciones Unidas. Además, está el problema de los refugiados. En los
últimos meses, unos 140.000 ciudadanos del Sur que vivían en el Norte regresaron a
su patria y se convirtieron en refugiados.
En Juba, la capital de Sudán del Sur, hace falta construir escuelas, hospitales, rutas
y edificios gubernamentales. Además, los responsables de ambos países deberán
ponerse de acuerdo en el reparto de los ingresos del petróleo, dado que el 80% de las
reservas petroleras del país se encuentran en el Sur, pero la región tiene que utilizar el
oleoducto que atraviesa el Norte para la exportación.
Artículo realizado por: Elena Rodríguez, 2ºC
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