Hoy en día los medios de comunicación nos bombardean con las noticias más espeluznantes y acontecimientos que desgarran el alma.
El
tema de los refugiados sirios o los yihadistas está siempre en boca de
todos. Desde estudiantes hasta nuestros mayores hablan y discuten el por
qué de todos estos sucesos e ingenian las mejores soluciones. Denuncian
la crueldad de los yihadistas y se excusan en el hacho de que Europa
siempre ha ayudado a los más necesitados. Pero parece ser que nadie va
más allá, nadie es capaz de pensar qué es lo que lleva a miles de
personas a morir por una causa que podría calificarse de muchas
maneras,pero nunca noble. Todos parecen haber olvidado ya los conflictos
civiles de los siglos pasados contra Asia o la trata de esclavos con
todo no europeo. Parecen haber olvidado que sus antepasados hicieron lo
mismo en su época. A veces me pregunto si eso que dicen de que la
historia se estudia para no cometer errores del pasado les fue dicho
alguna vez a estos "justicieros".
En
los tiempos que vivimos, la balanza se ha inclinado en nuestra contra,
se han cambiado las tornas. Hoy nos escandalizamos de que se mate por
cuestiones de religiosas o que se trate de imponer un culto, cuando esa
ha sido la forma de propagación de las otras dos religiones monoteístas.
Obviamente esa no es justificación alguna para asesinar por miles. La
vida ha de estar por encima de todo eso. Pero viendo lo que sucede a
nuestros alrededor, no somos capaces de ponerle fin, de reaccionar, de
negociar incluso. Y ya no solo está el hecho de que no removamos cielo y
tierra para pararlo, sino que lo repetimos a su manera. No dejamos
entrar a inmigrantes, ni refugiados. Les cerramos las fronteras, los
echamos fuera y dejamos que mueran de hambre, de frío, o de ambos; los
abandonamos a su suerte. Nos damos la vuelta y nos convencemos de que
antes de ayudarles hay que arreglar nuestro país. Puede que legalmente
eso no esté considerado asesinato, pero si lo pensamos moralmente,
dejaríamos de dormir por las noches.
Pero
nada, nada de lo que pasa hoy en día tiene justificación, ni siquiera
merece compasión. Menos aún por aquellos que creen que en el siglo XXI
se necesitan alambre y espinos a los que denominan "fronteras" para
separarnos. No, nunca hemos estado más unidas y a la vez más separados.
Porque aquí, lo único que importa es sobrevivir. Ya no hay límites, esa
es la verdadera razón por la que dejamos de dormir por las noches.
Deborah Diego. 2ªA
Deborah Diego. 2ªA
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