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11 de mayo de 2016

Relato "Déjate llevar por el viento"

Hoy, martes, a las 7:30 de la mañana coge el metro en una parada de Vallecas un hombre de mediana edad para poder ir a trabajar.
Lleva una vida monótona y aburrida en la que cada día hace lo mismo.
Entra en su oficina a las 8:00 y sale a las 21:00. No tiene familia ni hijos y vive en un piso compartido.
Todas las mañanas al otro lado del andén del metro se fija en un vagabundo que siempre esta por ahí. Es un señor mayor con largas barbas y ropa vieja. Pero no es como los demás, tiene algo que le hace diferente al resto. Lleva unas pequeñas gafas y siempre está leyendo unos periódicos  que coge del suelo o de los contenedores. Tiene una mirada cordial y nunca tiene botellas de alcohol ni tabaco, solo un tetrabrick de leche para poder sobrevivir.
El señor se fija que el vagabundo tiene una pequeña libreta en la que siempre está apuntando cosas, y le parece raro dado que la mayoría de los vagabundos lo único que hacen es pedir limosna para poder alimentarse y algunos de ellos ni eso, simplemente se vienen abajo.
Al cabo de varios meses el señor sigue observando al vagabundo, y muchas veces se pregunta: ¿Por qué él?, ¿Y si hubiera estado yo al otro lado del andén?
Sigue habiendo algo en él que le sigue pareciendo especial, así que cada día le deja un café de la máquina del metro y un periódico para que haga lo que más le gusta, leer.
El vagabundo como siempre, le hace un gesto de agradecimiento por su bondad.
Un día como otros muchos el señor se sienta en la parada del metro esperando a que llegue para poder ir a trabajar. Pero se fija en que algo pasa en ese lugar, ya no es lo mismo que otros días, no está el vagabundo pero sus cartones y periódicos siguen allí.
El señor se detiene un momento y piensa si le ha podido suceder algo, pero lo deja pasar dado que se ha podido ir a dar un paseo y volver en cualquier momento. Así que coge el metro y se va al trabajo.
Al día siguiente a la misma hora el señor vuelve a hacer su rutina de siempre.
Al llegar al metro, se vuelve a fijar en que no está el vagabundo así que asustado decide subir las escaleras para cruzar al otro lado del andén y ver si hay alguna pista que le pueda llevar hasta él.
Tras unos minutos exhausto se fija en que su libreta sigue allí, así que decide cogerla para ver si pone algo importante.
Para poder leerla mas tranquilo, sale del metro, se sienta en un banco y comienza a leer:

Hola, soy Eric Schaultz, de padre alemán y madre española, llevo viviendo en el metro de Madrid seis largos años, desde que por motivos personales me vi avocado a vivir así.
Llevo observándote desde hace mucho tiempo e intentando reconstruir tu vida y tu futuro. 
Calculo que tienes unos cuarenta años, que no tienes un trabajo muy especial; es probable que no tengas familia y vivas en un piso alquilado o compartido.
Por lo que he contemplado en tu manera de vestir, en que siempre llevas la misma ropa, colores muy pálidos, zapatos gastados y que siempre llevas la misma fiambrera para el almuerzo o comida ¿Cuánto podrías ganar? ¿Mil euros al mes? ¿Quizá menos?

Al leer todo esto el hombre muy impactado y a la vez asombrado quiso seguir leyendo dado que la curiosidad podía con él.

Por lo que he observado en tu caminar indeciso, tu mirada perdida y varios detalles más, no transmites ni ilusión ni pasión. Tu amor no está en esta jungla, muchacho.
Y en la ultima página de la libreta había una frase hecha con todos los recortes de las etiquetas de los cafés que le había ido dando armoniosamente pegados que decía: Hijo, déjate llevar por el viento.

De repente el señor se levantó del banco y se le formó una gran sonrisa en la boca y  un brillo especial en los ojos.

Relato escrito por Alba de la Peña Lorenzo - 2º ESO C

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